Baúl
Título: Baúl
Año: 2019
Edición: Primera
Autor: Miguel Fernández Rivero
Género: Poesía
Editorial: El Pájaro Azul
Tapa: Blanda
Páginas: 79
I.S.B.N: 978-84-09-15242-1
Dep. Legal: SE-1870-2019
Baúl (2019) es mi noveno libro. Este poemario -al igual que Los Espejos Rotos– cierra un ciclo y comienza otro. En él intento poner orden al caos existente de mis papeles y poemas sueltos que dormitan, olvidados, en el interior de un viejo baúl, de centenarias maderas, heredado de mi abuela materna. De ahí el título.
Este libro, como aquel otro de 1999, consta de tres partes. En el LIBRO PRIMERO agrupo los poemas rescatados de las tripas de ese viejo baúl. Después viene un INTERMEDIO en cuyo apartado va una serie de poemas que se confunden entre el verso, el versículo o la prosa. En el LIBRO SEGUNDO aparecen los nuevos poemas en clave de Odas.
En los poemas que componen Baúl se puede apreciar que el Aprendiz de Poeta ha avanzado en su aprendizaje y domina un poco mejor el oficio de escribir versos. Ha escuchado -he escuchado- con más atención la voz de los viejos poetas y ha devorado -he devorado- su palabra con un hambre caníbal para alimentar su -mi- narcisismo.
Como digo en el prólogo del libro: Oigo una voz que va por el viento, una voz antigua, una voz extraña que me trae la palabra de los viejos poetas. Aquellos poetas de cuyas carnes comemos como alimañas para alimentar nuestra hambre de inmortalidad. Aquellos poetas, por siempre adorados, dioses tiranos a los que es regla y ley rendir culto. Aquellos poetas a los que amamos con incondicional entrega y a la vez odiamos con todas las fuerzas de nuestra envidia. Aquellos poetas a los que imitamos desde siglos repitiendo sus estrofas, sus ritmos y rimas, poetas a los que robamos hasta la idea.
Por ello os digo; amados viejos poetas y odiados poetas viejos, esos de la voz antigua de mis versos, que yo voy a seguir escarbando entre vuestros huesos, profanando vuestra palabra e imitando vuestros versos en un incesante plagio hasta que mis versos saquen a la luz a esta criatura extraña que llevo dentro.
poema uno
EL PÁJARO AZUL
Sobre un cuento de Rubén Darío.
“Camaradas: habéis de saber que tengo un pájaro azul en mi cerebro; por consiguiente…”
Hoy comienzo a enloquecer.
El aire de París es un poema que se dilata en el tiempo.
La noche, toda puertas, me envuelve con su luz.
Ya no me quedan espejos
en los que buscar mi rostro.
Ya no me queda ni rostro
que buscar en los espejos.
Salvadas las fronteras, por las sendas del viento,
persigo
la voz plena que habrá de descifrar los arcaicos secretos de los mundos.
París era unos ojos
abiertos sobre mí,
y parecía mi alma
un tembloroso pájaro,
quimera en revuelo azul
en las íntimas tardes del invierno
entre poetas,
entre escultores,
entre pintores;
bohemios todos,
criaturas del aire,
hijos de la noche.
El poeta es un grito que al universo hiere.
El café Plombier
era los ojos tristes de Garcín
y la música alegre de sus versos.
La palabra se propagaba por los senderos del humo
como un fuego devastador.
Todo giraba en el olor de ajenjo.
En un rincón del cuartucho,
como gaviotas olvidadas,
mis manos sobre el mármol
miraban el frágil paisaje
donde las musas danzaban
y a veces
exaltadas,
elevadas
por el aroma a hierba
se deshacían en luz.
Un trémulo reloj partió en dos la noche.
Salí del café,
París se había desvanecido.
La calle que me llevaba
tomaba forma a cada paso
y después se ocultaba
entre la niebla.
Sobre mi cabeza el frío puso una gorra.
A mis espaldas una presencia; volví mis ojos, miré, no había nadie
Estaba siendo seguido por un pájaro azul.