Imágenes de un Espejo

Título: Imágenes de un Espejo

Año: 1986

Edición: Primera

Autor: Miguel Fernández Rivero

Género: Poesía

Editorial: Fundación Fernando Villalón

Tapa: Blanda

Páginas: 47

Dep. Legal: SE-386-1986

Título: Imágenes de un Espejo

Año: 1986

Edición: Primera

Autor: Miguel Fernández Rivero

Género: Poesía

Editorial: Fundación Fernando Villalón

Tapa: Blanda

Páginas: 46

Dep. Legal: SE-386-1986

Imágenes de un Espejo (1986) es mi primer poemario, y sus poemas están escritos a lo largo de  diez años y seleccionados de entre una gran cantidad de poemas que nunca fueron, ni serán, publicados.

Ya desde el título utilizo la metáfora al decir: imágenes de un espejo; las imágenes serían los sucesos de la vida cotidiana de las personas, y el espejo sería el mundo en que viven esas personas.

Para ello, desde los cuatro primeros versos del libro, intento darle al lector  las pautas de lectura, señalándole que pongo al mundo por un espejo y a la vida como sus imágenes, pero que al mirarlas no comprendo lo que mis ojos ven y se me quiebran los sueños ante la impotencia de no poder hacer nada para cambiar esas imágenes de la sociedad que estoy viendo, o en el mejor de los casos, aun haciendo algo para cambiarlas no conseguir cambiarlas apenas nada.

Los poemas primerizos de aquel libro surgían en unos momentos sumamente difíciles para mí, -como persona y como poeta- por un lado existía la lucha y las dudas del muchacho que dejaba atrás y del hombre que comenzaba a ser; y por otro lado las limitaciones a la hora de escribir y el aprendizaje para conseguir hacerlo.

IMÁGENES DE UN ESPEJO

En ese confuso espejo de la vida

mis ciegos ojos algo quieren ver,

pero por mucho que éstos lo miran

su significado no logran entender.

Representaciones de un mundo oscuro

que furiosas se agitan al danzar

el baile de lo macabro y absurdo

que marcan la codicia y la maldad.

Figuras de una sociedad sombría

en la que faltan ilusiones y bondad,

donde el niño de ser crio se olvida

y navaja en mano se pone a robar.

Cada vez que a observar vuelvo

en este sucio vidrio la realidad

mas deforme su aspecto encuentro

y sus escenas me hacen temblar.

Pero el espejo sigue acumulando lodo

en su frágil y quebradizo cristal

hasta que llegue la mota de polvo,

rompa su equilibrio y lo haga reventar.

¡Por Dios!, hermano del alma

¿por qué no le intentamos limpiar?

¿por qué no llevamos a la calma

las imágenes de este mundo brutal?

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