ODA AL SOLDADO CONOCIDO
Tenía vuelto los ojos a la vida,
aún temblaban sus labios. En sus manos,
tristes como palomas, una herida
de cuchillos y muerte entre hermanos.
Por las sendas del mundo pasa un viento
tan voraz como el hombre que no llora,
un vendaval de sombras, un violento
animal, de palabra traidora.
La flor del odio crece entre los huesos
a orillas de la sangre derramada,
crece y devora al aire con su espeso
olor a charca y a carne derrotada.
Los campos de batalla están gritando
el nombre de los cuerpos. Asustada
como un niño la luna huye llorando.
El mundo tiembla al filo de la espada.
El hombre es un animal fugitivo,
una fiera acosada por el hombre.
El nombre de su rostro agresivo
está en la ira oscura; flor sin nombre.
Tenía rotos los ojos, y en sus manos
temblaba una paloma triste y herida.
En sus labios el odio entre hermanos
trocaba en muerte lo que fuera vida.
Exposición Colectiva: Gernikalle, Arte i Realidad.
Asociación de Vecinos San Francisco “El Águila”
Y en la Revista del Noviembre Cultural, de la misma. Febrero 2005