El Ritual de los Labios, poema  número VI. 

La lluvia traerá aromas de otras tierras,

una palabra virgen para un nuevo poema.

Niño, silencio, fuente, sueño y alba.

Una palabra para el verso puro

del canto al hombre libre que renace

de sus propias cenizas.

Que grite el gallo y cante el viejo bardo

las rimas de su verso mal oliente.

Antiguos trovadores

arañando las brumas de los siglos,

escupiendo el veneno de los siglos

como un hereje atado y flagelado.

Pero su grito, aullido casi, rompe

la apacible cadencia del poema

y el verso ya sin ritmo en el olvido cae

como la lluvia sobre los océanos.

La sed de las arenas

se alarga por las manos de los nuevos poetas,

verso a grito, rompiendo las antiguas estrofas.

Resurge la palabra, viva el verso.